¿Te gustaría que la medicina usara herramientas naturales para los tratamientos? y ¿qué estos lograran revertir la enfermedad, más que tener que tomar un medicamento crónicamente?
Bueno, este enfoque ha existido prácticamente siempre, pero se ha dejado de lado por una medicina más inmediatista que busca solucionar síntomas de forma rápida y que va de la mano de dejar al paciente como un sujeto pasivo que recibe una prescripción farmacológica o quirúrgica que le “soluciona” el problema.
¿Pero qué tal, si para evitar la enfermedad o curarla, el paciente ya no fuera pasivo, sino que se viera obligado a tomar un rol protagónico?. ¿Las personas con enfermedad, estarían dispuestas a realizar una serie de cambios de vida, que incluyan incorporar actividades que requieran esfuerzo y tiempo, para solucionar sus problemas de salud?
Si alguien desea pasar de paciente pasivo a activo, esto brindaría la posibilidad de solucionar muchos problemas de salud desde su causa y no solo manejar el síntoma. Además, prevendría muchas enfermedades. ¿Cómo es esto? Veamos…
Nunca haber fumado, no padecer obesidad, practicar más de 3,5 horas semanales de ejercicio y seguir una alimentación abundante en frutas, verduras, granos enteros y baja en carnes, podría prevenir el 80% de las enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular y cáncer.
Por el contrario, ser fumador, consumir menos de 3 frutas y verduras diarias, realizar menos de 2 horas de ejercicio semanal y consumir alcohol sobre el límite recomendado, se ha asociado a mayor mortalidad por todas las causas y a un promedio de 12 años menos de vida.
Un estudio (el Lifestyle Heart Trial), aleatorizó a pacientes con enfermedad coronaria a seguir una alimentación vegetariana baja en grasas, asociado a actividad física de intensidad moderada por 30 minutos diarios, cese de tabaquismo y manejo de estrés, mientras el grupo control, mantuvo los “cuidados estándares”, lo que incluía medicamentos y consejería. Al año de seguimiento, el 82% de los pacientes en el grupo experimental evidenció regresión de sus placas ateroscleróticas demostrado por coronariografía, mientras que el otro grupo en promedio, aumentó sus lesiones.
Respecto del cáncer, se estima que más del 42% podrían evitarse con cambios en el estilo de vida. Factores como el tabaquismo, el exceso de peso, ingesta excesiva de alcohol, bajo consumo de frutas, verduras y fibra, alta ingesta de carnes rojas y carnes procesadas, la inactividad física, entre otros, contribuyen a la incidencia de estos tumores malignos.
En el ámbito de salud mental, el problema es grande. En Chile, una de cada 5 personas sufre una enfermedad mental al año. ¿Qué hacer para prevenirlo? Una de las estrategias más asertivas para prevenirlas y tratarlas es bajar el estrés. Hay distintas formas y una de las más efectivas es el mindfulness, que puede prevenir o tratar la depresión, los trastornos de ansiedad, manejar mejor las emociones e incluso tener una mejor respuesta inmune.
Hay un sin número de ejemplos de cómo los cambios en el estilo de vida pueden ayudar a prevenir, revertir una enfermedad o manejarla mejor o ser un pilar efectivo en un tratamiento convencional con fármacos y/o cirugía.
Los pilares en los cambios de estilo de vida son 6: una buena alimentación, ejercicio físico, buen dormir, manejo efectivo del estrés, formar y mantener relaciones interpersonales y cesar el consumo de alcohol y drogas. Si logras incluir estos estilos de vida, tendrás mejor salud y mejor calidad de vida.
Autora: Dra. Marcela Parada
Bibliografía: (1) Izcue et al 2021. ¿Qué es la Medicina del Estilo de Vida y por qué la necesitamos?. Rev. Med. Clin. Condes- 2021; 32(4) 391-399